TEORÍA CRÍTICA PARTE II
Le llaman Industria Cultural a la cultura popular por un planteamiento muy simple: la cultura popular no es en verdad popular; es decir, no es creada por el pueblo, sino desde la elite para el pueblo, con el objetivo claro de manipular, por lo menos desde el siglo XIX. Sobre esta cultura popular o Industria Cultural, nos dicen que es un bombardeo permanente de entretenimientos que afectan el juicio y adormecen la razón, que no es cultura real sino dominación y que destruye la antigua cultura popular. “Los medios de comunicación, administrados como industrias, ejercen una permanente seducción porque alivian, relajan, permiten soñar y tener esperanza”.[1]
Podríamos decir que los comunicadores cumplen hoy día el papel que en la etapa feudal jugaban los sacerdotes. Los medios de comunicación son los púlpitos de la modernidad. La Industria Cultural es controlada por los medios, que más que comunicación lo que brindan es entretenimiento; más aún, los medios son los actuales formadores de cultura; es decir: de ideas, pensamientos, valores.
Anteriormente, decían Adorno y Horkheimer, la cultura se aprendía en la escuela y en la familia. Los valores e ideas, la concepción del mundo que tenía el individuo, se aprendía desde la infancia en estos dos reductos; en la escuela y en familia, los maestros y los padres inculcan las ideas.
Ese papel de formador de cultura, creador de valores, lo tienen ahora los medios de comunicación. Ante los que están expuestos los niños mucho más tiempo que ante el maestro o el padre. Los medios finalmente son controlados por la elite de poder, que evidentemente los usará para manejar la cultura de acuerdo a sus intereses.
De este modo, a través de la exposición constante y desde temprana edad a los medios, estos forman la cultura, como exponen los autores: “Los pensamientos dominantes son los de la clase dominante.”, “los medios juegan el mismo papel que la religión en Marx: son el nuevo opio del pueblo.”. [2]
Es importante señalar que su obra, Dialéctica de la Ilustración, fue escrita en 1947 en los Estados Unidos, ya que como judíos alemanes, huyeron de Europa en la década de los treinta ante el crecimiento del nazismo y dichos acontecimientos marcaron en gran medida sus estudios e investigaciones.
Podríamos decir que los comunicadores cumplen hoy día el papel que en la etapa feudal jugaban los sacerdotes. Los medios de comunicación son los púlpitos de la modernidad. La Industria Cultural es controlada por los medios, que más que comunicación lo que brindan es entretenimiento; más aún, los medios son los actuales formadores de cultura; es decir: de ideas, pensamientos, valores.
Anteriormente, decían Adorno y Horkheimer, la cultura se aprendía en la escuela y en la familia. Los valores e ideas, la concepción del mundo que tenía el individuo, se aprendía desde la infancia en estos dos reductos; en la escuela y en familia, los maestros y los padres inculcan las ideas.
Ese papel de formador de cultura, creador de valores, lo tienen ahora los medios de comunicación. Ante los que están expuestos los niños mucho más tiempo que ante el maestro o el padre. Los medios finalmente son controlados por la elite de poder, que evidentemente los usará para manejar la cultura de acuerdo a sus intereses.
De este modo, a través de la exposición constante y desde temprana edad a los medios, estos forman la cultura, como exponen los autores: “Los pensamientos dominantes son los de la clase dominante.”, “los medios juegan el mismo papel que la religión en Marx: son el nuevo opio del pueblo.”. [2]
Es importante señalar que su obra, Dialéctica de la Ilustración, fue escrita en 1947 en los Estados Unidos, ya que como judíos alemanes, huyeron de Europa en la década de los treinta ante el crecimiento del nazismo y dichos acontecimientos marcaron en gran medida sus estudios e investigaciones.
[1] Maigret Eric. “La Escuela de Frankfurt y la teoría de la cultura de masas”, en Sociología de la Comunicación y de los Medios. Fondo de Cultura Económica. México. 2005
[2] Horkheimer Max, Adorno Theodor. Dialéctica de la Ilustración. Editorial Trotta. España. 2006
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