Pluma Invitada

“La Calentura”

Por lo que buenamente queda del Sr. González
(Artículo de revista para mi colega)

…cansada de tanto esperar el amor verdaderole dio por poner un anuncio en la prensa local.“Absténganse brutos y obsesos en busca de orgasmo”,no soy dado a tales excesos, así que escribí…
Rebajas de Enero. Joaquín Sabina.

Una treinta de la mañana…

Hace horas que intento conciliar el sueño pero es imposible, puerta y ventanas abiertas, un vaso con hielo al pie de la cama que no soporta más que una ligera capa de algodón, la almohada revienta contra la pared y un suspiro profundo termina en quejido impotente.

Dando vueltas, dejando pasar, incómodo, el tiempo, sintiendo las gotas de sudor y la nuca empapada. Los ojos abiertos que se alimentan de la penumbra. La cabeza pesada, cansada, pidiendo una tregua a la temperatura inclemente. Sintiendo la desesperación, ansiando lluvia. No hay peor manera de pasar una noche.

O tal vez sí…

Permitiendo que tu mente vuele, dejando atrás la piel pegajosa, el lecho como brasas, sumergiéndote en el vaso con hielo, poco a poco desechando las partes de tu cuerpo, visitando el lugar que más te guste: un jardín, una cancha, una cafetería, el beso torpe y apresurado de aquella chica pelirroja, la sombra de aquel árbol, una alberca, ese bar en particular, la tienda de discos que ya no existe, el olor de tu cabello, la playa, manejando tu auto en la carretera con tu disco favorito, un hotel, una calle oscura y desolada donde una noche lluviosa mis manos hurgaron bajo tu ropa y tus manos se perdieron bajo la mía… los minutos en ese sofá, aprendiendo a recorrer con los ojos cerrados y la sangre amotinada cada centímetro cuadrado de tu cuerpo… la sala de cine vacía un lunes por la mañana donde hicimos algo diferente a ver la película… la cama de tu hermana mientras se baña… el salón de la universidad donde decías “no, no, no” pero entre risas terminaste abrazando mi cintura con tus piernas… la tarde después de la escuela cuando descubrimos los besos y caricias bajo la cintura, al unísono…

Una ráfaga de aire frío recorre mi cuerpo, el sudor se enfría de repente. El cosquilleo desciende desde la nuca hasta la cintura, un espasmo asciende por la espalda desde el bajo vientre al momento que la lluvia aplaca el calor de la tierra, la inunda, la dota de un nuevo aroma, de nueva vida…

O tal vez no…

Tal vez…

Autor: Antonio González